top of page

La más hermosa Mamá

  • Vero Fourzán
  • Feb 9, 2018
  • 3 min read

La sesión de hoy es de una futura mamá preciosa, radiante, llena de vida. Me acerco con el lente y ella sonríe apenas, avergonzada, no sabe cómo posar. Le doy algunos consejos técnicos y los entiende muy bien, le explico como alargar su cuello, le muestro las tomas para que me diga cual es su ángulo favorito y hacemos algunos trucos para que la pancita se vea más grande y luzca en la escena. Poco a poco se va soltando, hacemos chistes, le cuento historias, le pido que me cuente cómo se enteró que estaba embarazada y ahí comienza la sonrisa natural, los ojos soñadores, las miradas cómplices con su marido. Termina la sesión y con mucha pena me pregunta si puedo editar un granito que tiene en la sien. ¿Cuál granito? le pregunto y volteo a mirar su carita veinteañera. ¡Este! me dice y lo apunta con el dedo. Es un granito imperceptible. Llevo una hora tomándole fotos y ni siquiera lo había visto. Me dice que estuvo a punto de suspender la sesión por ese granito.

En automático recuerdo la sesión anterior, en esa ocasión eran las varices. En otra eran las pecas, también hubo una de estrias, una de arruguitas de sol, una de piernas "gordas" y una de brazos de "luchador". Pienso en mi misma con mi cuerpo de embarazo. Recuerdo contemplar mi reflejo y pensar: ¡Mi cuerpo es un milagro! y también preguntarme: ¿Como es que mi cuerpo puede pasar por todo esto, y sobrevivir? Me acuerdo de sentirme enorme (estaba enorme) y de no entender muy bien porqué de todas formas habia gente diciéndome lo linda que me veía. Yo no podía ver más allá de mis pies hinchados y de mi ombligo botado.

Ahora veo a mis clientas embarazadas y veo lo que otros veían en mí: la felicidad, la esperanza, la ilusión, la vida misma. ¿Que puede ser más hermoso que eso? Me enamoro de cada mamá que fotografío. Mientras ellas piensan en la mancha de paño, en la linea alba, en los braquets que no han podido quitarle, en su peso o incluso en volver a su peso cuando acabe el embarazo, yo estoy concentrada en la luz de su mirada, en la ternura con la que tocan su panza mientras posan, en el segundo en que cierran sus ojos para imaginarse a su bebé en brazos, en el aire que agita su vestido, sus flores y su cabello y en el privilegio que gozo de poder de alguna forma, atesorarles ese momento.

Nuestros cuerpos se adaptan y sobreviven a los cambios del embarazo. Nuestra mente, sin embargo, es otra cosa. Estamos tan expuestas a lo que se vende, a esa concepción falsa de la perfección que nos olvidamos que somos un milagro andando, que la sola posibilidad de crear vida nos hace invencibles y que por este breve momento dos corazones laten dentro de nosotras con la fuerza que nuestro propio cuerpo provee.

Tomo mi cámara y la volteo hacia ella para mostrarle su propia imagen. Le pregunto: ¿Ves la manera en que giras a ver a tu esposo mientras el besa tu frente? Estaba tan absorta viendo el amor que ustedes se tienen y comprendiendo cuánto amor le espera a tu bebé, que no pude notar tu granito. Ella alza los ojos de la cámara y con una gran sonrisa me susurra: ¡Gracias!

Gracias a tí, le respondo.

Comments


Featured Posts
Check back soon
Once posts are published, you’ll see them here.
Recent Posts
Archive
Search By Tags
Follow Us
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
  • Black Facebook Icon
  • Black Twitter Icon
  • Black Pinterest Icon
  • Black Instagram Icon

© 2023 by  JULIE BUTLER. Proudly created with Wix.com

bottom of page